Para Bermejo (2016) es necesario realizar estrategias a nivel cognitivoára evitar la pasividad pesimista (por ejemplo, pensar “este tipo de situaciones difíciles en mi trabajo no cambiarán” o “esta situación es horrible”); o a nivel conductual, comportamientos como la agresividad o la pasividad-evitación de los problemas. Emplear de estrategias más proactivas y positivas, que puedan promover una mayor percepción de autoeficacia y en última instancia un mejor bienestar en el docente. (p. 22).
El trabajo docente no solo se trata de trabajar con el alumno en el salo de clase, la labor del docente implica trabajar en equipo con padres de familia, este trabajo conlleva una labor de carácter emocional. Afrontar situaciones con alumnos con problemas de conducta o problemas familiares pone al docente en un juego muy importante tanto en lo emocional como en lo empático los docentes en su labor demandan emociones es cognitivas y conductuales en las que deben estar preparados para situaciones de exigencia en su contexto laboral. (Bermejo, 2016).
Mejorar tu
salud emocional y bienestar no sólo te hará vivir estados emocionales más
positivos, gozando de mayor salud y plenitud en tu trabajo, sino que muy
probablemente mejorarán tus prácticas educativas y tus alumnos y compañeros
también se beneficiarán de ello. (Bermejo, 2016, p16-22).
FUENTE:
Laura Bermejo Toro. (2016).
Inteligencia emocional y educación . 2019, de Saarbrücken, Germany: Publicia.
Sitio web:
https://revistas.comillas.edu/index.php/padresymaestros/article/viewFile/7517/7341
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